Las necesidades educativas de los alumnos en los diferentes niveles y escuelas han cambiado; para esta generación, la información y el aprendizaje ya no están limitados a un salón de clases, ni a las demostraciones ofrecidas por el profesor, sino a un sinfín de elementos tecnológicos atrayentes y fáciles de acceder (enciclopedias virtuales, diccionarios, traductores, periódicos en línea … entre otros). Por tanto, es de vital importancia que los profesores reflexionen sobre los nuevos requerimientos demandados por la “Net-Generation” (Tapsscot, 1998) en donde, por ejemplo, la cultura de la comunicación se basa en la interactividad e instantaneidad, más que en la parsimonia de una conversación frente a frente.
¿Qué pasa con aquellos docentes en servicio que no tienen las competencias necesarias para la incorporación de recursos TIC en su labor docente? ¿Qué pasa con aquellos docentes en formación? Está claro que los lineamientos a seguir para la capacitación de los docentes deben llevarse por dos caminos, por una parte, habilitar a todos los docentes en ejercicio para manejar herramientas TIC que les permitan optimizar los tiempos en la gestión docente, valorando así las aportaciones de éstas, para luego incluirlas dentro de su función pedagógica.
Por otro lado, se deben reestructurar las mallas curriculares de las instituciones formadoras de docentes para incluir dentro de éstas aspectos del conocimiento TIC relacionadas con su utilidad en los procesos de aprendizaje y manejo de la información.
En ambos casos, el fin último es que los docentes se impregnen con la tecnología que les resulte fácil y natural incorporarlas a su trabajo docente, desarrollando lo que he llamado una “visión técnico-pedagógica” es decir, buscar el sustento pedagógico y las habilidades que ciertos elementos TIC pueden desarrollar en los alumnos.
Tal es el caso de los Portfolios, el cual es una herramienta tecnológica que se adapta fácilmente a variados requerimientos, ejercicios y tareas que podemos desarrollar con nuestros alumnos o incluso con nuestros pares o nosotros mismos.
Un portfolio es una selección deliberada del alumno o del docente (es decir, no responde al azar) que busca dar a conocer los esfuerzos, progresos y estrategias que sigue para lograr determinados objetivos (García, 2000). Es decir, el trabajo se centra no en un producto final, sino en el proceso de construcción de éste, ya que la selección de trabajos que constituyen el portfolio se realiza de manera sistemática al constituir una secuencia cronológica que permite observar la evolución de conocimientos, habilidades y actitudes del alumno o del docente en la tarea solicitada.
La elaboración de un portfolio permite realizar acciones de alto nivel cognitivo, como por ejemplo:
- Reflexión: Deriva de la incorporación de documentos significativos para el aprendizaje.
- Autoevaluación y evaluación: Permite verificar el avance de las producciones durante varios periodos de creación del Portfolio.
- Aprendizaje del aprendizaje: Permite observar al docente la construcción del portfolio por parte de los alumnos y la manera de cómo éstos organizan, comprenden y trabajan los temas.
- Compromiso de atención a problemas específicos: Mejora de errores durante el periodo de construcción del Portfolio.
Bullock y Hawk (2000) citados por García (2005) distinguen tres tipos de portfolios:
- Process Portfolio: Portafolio de procesos, que plasma en un documento una secuencia de acontecimientos encaminada a la consecución de objetivos prefijados. Se pone el acento en el cómo más que en el propio resultado.
- Product Portfolio: Portafolio de productos, que analiza los resultados de una acción o acciones. Las evidencias incluyen tanto resultados positivos como negativos y se busca un análisis global de cara a la determinación del grado de consecución de unos objetivos antes que la simple presentación de resultados plenamente exitosos.
- Showcase Portfolio: Portafolio de muestras. Es un escaparate en el que se recogen los mejores resultados de un proceso. Su objetivo suele ser de “marketing” personal. Es el tipo de portafolio que utilizan los artistas.
Ahora situándonos en el contexto educativo podemos distinguir tres tipos de portfolios con implicancias pedagógicas (Gallego y Cacheiro, 2005).
- Portfolio de Aprendizaje: dossier de trabajos finales, como de proceso. Contiene variados tipos de documentos, en función del objetivo a cumplir por parte del alumno.
- Portfolio de Presentación: dossier con trabajos finales, que serán evaluados.
- Portfolio de Evaluación: dossier cuya finalidad es ser evaluado para certificar el logro o no de ciertas competencias.
Para finalizar es necesario destacar las infinitas áreas en que los portfolios pueden ser utilizados, así como del nivel y ámbito. AL momento de diseñar una actividad en donde se debe desarrollar un Portfolio es muy importante que los alumnos sepan de tipo de éste (aprendizaje, presentación o evaluación) pues, esto marcará el enfoque que deberá dársele, así como la pauta con la que será evaluada.
Accede aquí al manual de Portfolio desarrollado por estudiantes del Maestrado de la UNED - Madrid http://eduportfolio.org/fichiers/download/741893/1.